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El sistema educativo español necesita ser evaluado desde la eficiencia que implica el uso adecuado de los medios (herramientas o recursos) y la eficacia que supone la consecución de los objetivos (metas o fines), es decir, conocer su efectividad. Por un lado, tiene como misión la de integrar a los nuevos ciudadanos en la comunidad, dotarles de sus derechos. Por otro, debe exigirles sus correspondientes deberes: devolver con su trabajo diario lo que el Estado ha invertido en ellos a través de los impuestos.

 

Pero, ¿cómo funciona el sistema actual frente al mundo?

 

El último Informe PISA (Programme for International Student Assessment) publicado, año 2015, mientras España mantiene similitud con la media de los 72 países que participaron tanto en Lectura, Ciencias, Trabajo en Equipo como en Equidad y Entorno Social, se mantiene por debajo en Matemáticas y en la equiparación de los estudiantes inmigrantes.

 

Con respecto a la media de la Unión Europea (UE), se sitúa por debajo en Ciencias y Matemáticas, mientras que está dos puntos por encima en Lectura. Sin embargo, mantiene solo un 3% de estudiantes con altas notas frente al 8% de la OCDE.

 

La peor característica del sistema educativo está en la cantidad de alumnado que repite de curso (uno de cada 3 estudiantes de 15 años repite por primera o segunda vez un curso en Secundaria Obligatoria: 31%). Lo que significa que estamos a 19 puntos de la media de la OCDE y a 16 de la UE.

 

Tampoco funciona mejor en centros de titularidad privada respecto de los públicos, pues los escasos mejores resultados (a veces no son ni siquiera significativos) de los primeros se deben al origen socio-económico de los discentes, según el Panorama de la educación en España, 2017 del MECD.

 

Incluso está entre los últimos en gasto por alumno en el mundo: 4,3% (el rango está entre 3,3% y 6,6% del PIB o GDP). O lo que es lo mismo, si el mínimo se sitúa en 1.486 y el máximo en 24.045 dólares americanos, España invierte 8.752 (bases de datos de la OCDE). En los cálculos de la zona Euro, el gasto oscila entre 20.025€ y 1.142€. España invierte 5.537€ (como se muestra en el gráfico lateral).

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Un estudio realizado por un grupo de profesores de universidad, “Del sistema educativo al mercado de trabajo: un análisis de flujos”, que analizó el periodo de 1992 a 1999, extrajo la siguiente conclusión: “En definitiva, además de las variables familiares (nivel de estudios y condición socio-laboral de los padres), ya estudiadas en trabajos anteriores, el nivel de estudios que cursan los individuos influye en el destino de estos cuando salen del sistema educativo. En este sentido, es interesante constatar que un título universitario no parece la mejor garantía para encontrar un empleo en los meses siguientes a la salida del sistema educativo, lo que vendría a confirmar la hipótesis de que los beneficios de la educación superior no son inminentes, percibiéndolos el individuo a medio y largo plazo”.

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El abandono temprano de la educación es el porcentaje de la población de 18 a 24 años que no ha completado el  nivel de E. Secundaria 2ª etapa y no sigue ningún tipo de  educación-formación. En el mismo documento citado del MECD  comenta los resultados en este tema (gráficas laterales): “En promedio, en los países de la OCDE, alrededor de la mitad (52,5%) de los jóvenes de 18-24 años de edad están en educación, dos tercios (32,2%) no están en educación, pero sí empleados, y el 15,3% no están empleados ni en educación o formación. En España la proporción es de 58,4%, 18,4% y 23,2% respectivamente”.

 

O en otro apartado: “En España, de entre los jóvenes de 15 y 29 años, el 50,5% está estudiando, el 27,8% no estudia, pero está trabajando, y el 21,7% ni estudia ni trabaja. En comparación con el promedio de los países de la OCDE, el porcentaje es cercano en el caso de los jóvenes que están estudiando, (OCDE 47,6%), siendo mayor la diferencia de los que no estudian y están ocupados, (OCDE 38,5%), y menor la de los que ni estudian ni trabajan, (OCDE 13,9%)”. Incluso: “Las tasas de empleo en España, para todos los niveles de formación, son más bajas que el promedio de los países de la OCDE y de la UE22. Con las tasas de desempleo ocurre lo contrario, en todos los casos son más elevadas las españolas".

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Además, también el efecto de la Crisis del 2008 provocó un ingente número de egresados del sistema educativo en busca de trabajo fuera de nuestras fronteras. Así lo refiere el documento Los españoles vuelven a ser emigrantes del Centro Regional de Información de las Naciones Unidas para Europa Occidental (UNRIC): “Según la prensa europea, alrededor de 300.000 jóvenes españoles formados han abandonado el país desde 2008  hasta el 2011, desalentados por la falta de oferta laboral. Según la reforma laboral aprobada por el nuevo gobierno, durante el primer año de contrato las pequeñas y medianas empresas (PYMES) podrán despedir al trabajador sin indemnización ni causa, lo cual supone abrir más aún las puertas al empleo precario y temporal. Los jóvenes de menos de 25 años, por su falta de experiencia, seguirán así abocados a trabajar por un sueldo bajo o a encadenar prácticas no remuneradas. Los recortes que se han hecho en investigación han convertido lo que antes era una oportunidad para formarse en el extranjero en una obligación, y España se enfrenta a una auténtica 'fuga de cerebros' que, sin duda, repercutirá a largo plazo en el país, tanto social como económicamente”.

 

Hay multitud de textos de todo tipo que verbalizan públicamente esta misma idea. Un ejemplo, en el Instituto Nacional de Empleo (INE) encontramos esta Nota de Prensa de 2017: “En cuanto a la  emigración, de las 327.906 personas que se marcharon al extranjero, 86.112 (un 26,3% del total) eran españolas y, de estas, 54.300 habían nacido en España. El resto de los emigrantes, 241.795, eran extranjeros. El saldo migratorio de los españoles con el exterior durante 2016 fue de –23.540. Este dato, menos negativo que en 2015, se produjo como consecuencia de un aumento del 20,1% de la inmigración de españoles y de un descenso del 9,0% de la emigración de población española”.

¿Qué significa que un sistema o un proyecto sea efectivo?

Cualquier acción humana dirigida para sí misma requiere tener eficiencia y eficacia. Ambas forman parte de la efectividad. Esto es, logar los objetivos con los recursos adecuados y justos.

¿Por qué PISA?

En la actualidad se considera la “vara de medir” de todos los sistemas educativos desde el año 2000.

Efectividad de los sistemas educativos europeos

Observe la posición de los Estados europeos en el Informe PISA (a la izquierda) y la inversión que realizan por alumno (€).

30  España

Nota: Dinamarca y  Grecia: no disponibles.

(¹) 2013.

Fuentes: OCDE (2015). Eurostat (2014) / Meli López

Abandono temprano de la educación

En los dos gráficos siguientes se han seleccionado algunos datos tanto del mundo (OCDE) como de Europa (Eurostat). Expresados en porcentajes (%).

En Europa

Fuente: OCDE.

Fuente: Eurostat.

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